precipitado y vuelto a la cornisa

miércoles, diciembre 24, 2008




No quiero caer en el lugar común de brindar a diestra y siniestra deseos de felicidades. Por eso me voy a inclinar a contarles que ante estas fechas, siempre cercanas a final del año, por ahí lo mejor es hacer un recuento de las metas logradas, y de aquellas que uno empieza a planear. Así, los nostálgicos dejan un poco de lado el pesar, y más que un tiempo que se va, se pueden pensar como que simplemente han llelgado a una posta en un camino que todavía sigue. Los que están contentos, entonces pueden hacer su evaluación, aprender de sus errores y satisfacerce con sus logros.
Por mi parte, gracias a todos los que me aydaron desde su propio lugar a avanzar un poquito más en esta tarea de escribir. Me sentí muy acompañado, por quienes se subieron al barco de este proyecto, por quienes depositaron confianza y se animaron a leer, por los que me alentaron sin saber de qué se trataba, por los que pusieron las manos, y por los que pusieron las palabras.
Se sintió que propuse un viaje, y todos los invitados se subieron a este barco.
Podríamos juntarnos esta noche a cenar con el capitán, eso sería glamoroso. Ahí brindamos. No por la navidad, esa sería la excusa. Brindaríamos por seguir adelante.
Y no me reten si estoy poco productivo. Es fin de año. También descanso o me complico con otras cosas.

Besos a todos.

domingo, diciembre 14, 2008

Rays of light


Si, me fui a ver a Madonna. Y como veo que siguen los reclamos paso a hacer el comentario correspondiente.
Miles y miles de argentinos y extranjeros, se apersonaron para hacer las colas en el estadio de River. Había de todo, como siempre, aquellos que llegaron a horarios razonables, como yo, los que estaban con sus sillas desde vaya a saber cuando, y los que cayeron a las veinte como si tuvieran mesa reservada.
Las horas previas fueron calurosas, pero tranquilas y amenizadaz por el DJ Paul Okenfold. Mucha música electrónica en un pequeño podio acondicionado con sus bandejas. Música muy a tono con el público presente.
Y la hora fue a las diez, cuando, entre el griterío, las luces se apagaron, las dos M en tela que decoraban los laterales del escenario comenzaron a brillar, y se armó el despliegue tecnológico que acompaño todo el show.
Múltiples pantallas de leds, móviles y coreografiadas con el resto del espectáculo, reemplazaron las clásicas escenografías. Esto sumó en calidad de imagen y en posibilidades creativas.
Y salió Madonna sentada en su trono de reina, a cantar Candy Shop.
La diva hizo un recorrido musical interpretando casi la totalidad de su nuevo trabajo, e incuyó un éxito de cada uno de sus discos anteriores. Recordemos el cásico Vogue, Into de Groove y muchos otros.
Para sobredestacar, ya que todo fue destacable, desde los vestuarios hasta la puesta en escena, podemos hablar del tema Devil wold’t recognice you. El único lento de su último trabajo. Una de las pantallas circulares descendió a nivel del escenario- imaginemos un gran televisor en forma de tubo- donde se comenzó a ver una proyección de gotas y movimientos de agua. De pronto, una luz tenue ilumina el interior del tubo y puede distinguirse tras ese fondo de agua, que Madonna, vestida con una túnica negra, canta sobre un piano de cola. También La isla bonita- reversionada a más no poder-, esta vez con arreglos de música gitana y acompañamientos de violines fue aclamada por el público. Cuando comenzó Like a prayer, el estadio bramó y vibró sin contenciones. Y finalmente, la participación de Justin en pantalla, en el tema Four minutes, fue una muestra de sincronía y perfección sin igual, ya que Madonna desplegaba su coreografía en el escenario, acompañada por la del muchacho que la seguía en las pantallas.
Si hay algo para criticar, podría ser que se la ve que está grande, y que desafina bastante pues probablemente la exigencia física del show sea demasiada. Pero cuando uno está ahí, entre tanta música, frenesí y luces, eso no importa nada.
Por eso, let’s our boddies move to the music!

To the Fans

Veo que mis más profunda admiradoras- léase Maru Castaña y Paola- están preocupadas por mi ausencia. Por ello, y como me debo a mi público, creo que corresponde anunciar que estube fuera de la provincia en un viaje de placer.
Sin embargo, sigo con mis lecturas cotidianas. Sucede también que el libro que ahora tengo entre manos es bien extenso, y esto, sumado a las actividades laborales de fin de año, me han retrasado en la tarea.
Pido disculpas, y espero sepan calmar la ansiedad.