precipitado y vuelto a la cornisa

miércoles, agosto 26, 2009

Licenciada, me puede atender ahora?


No soy de mirar mucha tele, pero a veces me engancho con alguna serie. Ahora con esta, Tratame Bien, sin desperdicio. Es una suerte de Armagedón cotidiano. Léase: todas las cosas que uno imagina que pueden pasar, bueno, son pocas. Y cuando uno dice, bue, ya esta, ahora descansan, siguen los kilombos. Un padre (Julio Chávez), una madre (Ceci Roth) y dos hijos. Alrededor, una suegra, una empleada que se roba muchas escenas, y un tío.
Todo se desarrolla con enredos cotidianos, con el plus de los análisis a los que asisten cada uno de los esposo, y luego la terapia de pareja con una analista que hace de las suyas.
El formato es muy similar al de la serie norteamericana In Treatment. Esta será otra treta de Suar?
Pero bueno, no importa si el chueco anduvo mirando por la cerradura, porque durante una hora por semana la van a pasar bárbaro con esta comedia dramática.
Puede ser que el guión no se ajuste perfectamente a lo técnico en las escenas analíticas (cosa que en la serie norteamericana es impecable), pero está bastante cuidado el tema.
Julio Chávez es para destacar. Como la empleada de la casa a la que le van dando más línea a medida que avanza la serie. Y claro, de vez en cuando aparece un actor invitado por dos o tres capítulos, cosa que imprime agilidad.
Fito en la cortina musical hace de las suyas.
Dale una chance, los miércoles si no me equivoco, por el trece. Y si no, te la bajas de internet que tenés 19 capítulos para ver al hilo. Esta última opción es para los ansiosos, como yo.

domingo, agosto 09, 2009

Ninguna me conforma


Esta novela, ganadora del Primer Premio de Novela del Concurso del Fondo Nacional de las Artes del año 2006, nos cuenta una visión de la homosexualidad a través de la voz de distintos personajes.
La historia nos descubre las costumbres y la forma de vida de la sociedad homosexual de los años ’70, en episodios narrados por hombres de edades y formas de pensar muy diferentes que mantienen como punto en común la ausencia del padre, vacío incontenible que los arroja a situaciones sórdidas y a veces desesperadas y que los sumerge en la inevitable sensación de soledad. Algunas experiencias, contadas con un marcado tinte religioso, refuerzan esta idea de esa necesidad insatisfecha que se hace el motivo de la vida, y a la vez de la muerte por una búsqueda por muchos momentos ideal y que por ello a veces toma los caminos más insólitos.
El tono lírico de la prosa que compone José María Gómez nos da una pauta de su gran sensibilidad y de una clara percepción de los conceptos artísticos.
El relato es ágil y construido alrededor de una estructura consolidada. Consigue darnos una muestra clara y detallada de la época sin por ello caer en lugares vulgares.
Es una novela interesante y muy bien contada, pero me remite demasiado a la época social en que la homosexualidad era duramente condenada y discriminada. Se ha visto y se ha leído bastante sobre esto, no por nada ese momento ha tenido un importante auge artístico. Por ello me causa esta sensación de no haber podido encontrar en “Los putos” nada nuevo. Y me ha quedado una sensación algo así como de una historia fuera del contexto actual.
Y como última apreciación personal, puedo agregar que me molestó un poco el tono elegido para algunos de los personajes, pues la manera de expresarse (casi todo el texto está contado en primera persona y con un lenguaje refinado), me hace un poco de ruido ya que no condice con el bagaje cultural al que pudieron haber tenido acceso. Sin embargo esto, desde el punto de vita artístico, puede tomarse como una apreciación relativa.
Para el que le guste o el que quiera investigar, va a ser interesante.