precipitado y vuelto a la cornisa

martes, noviembre 11, 2008

Las películas de mi vida


Veo, que después de estar horas escribiendo artículos interesantes sobre libros que he leído y opiniones que nos conciernen respecto de los procesos editoriales, el comentario nimio- pero enérgico- de la tardanza del estreno de Blindless causó más polémica que estos otros tan elaborados. Así que me veo en la obligación de desmitificar esta situación de las novelas que han sido cinematografiadas.
Partamos de la base que coincidimos en la premisa de que por lo general, las novelas que son trasladadas a la pantalla grande, terminan componiendo películas de mierda.
Sin embargo, existe como una cosa medio masoquista al respecto. O al menos a mí me pasa, que cuando me entero que una novela que me gustó ha sido llevada al cine, me entra la ansiedad de correr a ver cómo en esa gran tela blanca puede representarse mi imaginación. Y sí, el 99% de las veces, el que se puso a hacer la película le importó muy poco lo que yo imaginé cuando leí el libro. Y entonces uno sale así con ganas de quemar el correspondiente estudio cinematográfico con los susodichos productores y actores inmiscuidos en el proyecto.
A pesar de ello, como han dicho ustedes con sus ejemplos, de vez en cuando, aparece entre este fango inevitable un diamantito humilde pero brillante. Agrego a la lista, El Perfume y El Señor de los Anillos. Tengo más, pero en este momento no se me vienen a la mente.
Convengamos también que los lenguajes son muy diferentes, literatura es igual a letras en un papel liberando por completo la forma y las imágenes a las capacidades imaginativas del lector, mientras que el cine es pura imagen y sonido donde ningún hueco queda para que el espectador lo llene. Y esto casi es como una traducción. Es inevitable que se pierda mucho en el proceso. Es como querer meter un elefante dentro de un Fiat 600 (sabrán que se puede, pero tiene su costo).
Por ello no se enojen tanto y mantengan el beneficio de la duda, al menos, hasta que la veamos. A ésta y a tantas otras que vendrán.
Y como consuelo podemos pensar que a pesar de los esfuerzos cinematográficos, la literatura sigue conservando ese lugar inamovible.

8 Comments:

Blogger Unknown said...

Absolutamente de acuerdo, más cuando hablás de traducciones, yo como prfesora de inglés y como inquieta del lenguaje (hablo italiano y adoro el portugués)no le hacen honor al idioma original, lo mismo pasa con los libros, aunque algunas películas llegan a niveles sorprendentes.
Un beso enorme.

1:09 a. m.

 
Blogger Hernán Schillagi said...

Primero: gracias por la velada referencia a nuestro adorado Alberto Fuguet y su hermosa novela "Las películas de mi vida".

Segundo: tengo una teoría a comprobar. Creo que un director que lleva al cine una obra literaria adolece de al menos de dos pecados capitales: pereza y soberbia.
Pereza, porque bien podría haberse puesto a escribir un guión él mismo, o pagarle a un escritor para que lo hiciera exclusivamente. No son más de 100 páginas para cubrir los 100 o 120 minutos que dura una peli.
Soberbia, ya que, con una disfrazada admiración, TODO director piensa que puede superar con su adaptación a la novela original.

Tercero: Los que saben, dicen que es el cuento el que mejor se adapta al lenguaje cinematográfico, por su brevedad en las descripciones y un único hecho. A la novela sí o sí hay que encorsetarla. El otro día vi la versión hollywoodense de "Ceremonia secreta" de Marco Denevi, con Elizabeth Taylor y Mia Farrow. Sencillamente era otra historia. Sólo conservaba el conflicto inicial y de allí derrapaba en una "libre interpretación" espantosa. Pienso -sin verla- cómo habrán encajado las más de 500 páginas de "El amor en los tiempos del cólera" en dos horas. Prefiero morir en la ignorancia o releer la obra.

8:41 p. m.

 
Blogger Escribir, coleccionar, vivir said...

En literatura están las famosísimas -para 40 personas entre estudiantes y docentes- "Teorías de la recepción". Uno de sus exponentes, Iser, dice algo así como que el circuito de la obra literaria concluye en el lector. Éste rellena huecos, caracteriza personajes en detalle allí donde las descripciones han sido deficientes, anticipa, elabora hipótesis que descarta o ratifica... en definitiva, el lector, es un "trabajador" de la obra. Un director de cine es también un lector, un microcosmos con experiencias, saberes culturales y juicios diferentes al nuestro. Su visión, obviamente, no coincidirá con la que hicimos. Además tiene que correr con desventajas: está sometido a un sinnúmero de presiones que tienen que ver con la producción de su proyecto y más si éste se realiza en "Jolivú". Pongamos el ejemplo de "El amor en los tiempos de cólera". Un ejecutivo brama: "tienen que estar todas las figurillas latinas de moda: españoles, mexicanos, brasileros, italianos..." Otro se preocupa por la música y pone a Shakira, lo más global-latino del mundo pop, cantando unas cuantas canciones anodinas. Resultado: una lectura de freezer que no emociona, que no genera empatía con ningún personaje, que no nada.
Pero a veces sucede el milagro de la lectura compartida, es cuando el director coincide bastante con nuestra propia interpretación de la obra. Incluso hay cintas que agregan un "plus" a los textos... Un tranvía llamado deseo es el caso de peli que supera a las infinitas puestas teatrales que se han hecho de la pieza.

8:49 p. m.

 
Blogger Escribir, coleccionar, vivir said...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

8:52 p. m.

 
Blogger Escribir, coleccionar, vivir said...

Me imagino a la Taylor como Leónides Arrufat contando baldosas y me da escalofríos. Prometo no ver esa película. Vos, Hernán, ni se te ocurra probar con "El amor en..." Guardá una buena imagen de Bardem. Esta peli va a ser lo peor que hizo en su vida lejos.

8:58 p. m.

 
Blogger Silvio said...

Cierto, cometi la estupidez de alquilar "Love in colera time" según su título en ingles. Y eso que me abstuve cuando la estrenaron en los cines. Pero bueno, caí en la tentacion y me la traje. OH MY GOOD!
Bombas a los estudios!

10:43 p. m.

 
Blogger sergio said...

Silvio:

en principio puedo decir que no coincido con tu ansiedad por correr a ver la peli de un libro leído. No me genera ninguna expectativa. Es así. ¿Será que ya tuve bastantes decepciones?

Respecto de lo que Paula dice, Un tranvía... es teatro y el teatro es mucho más adaptable al cine que la novela. Está claro que el problema mayor es la novela. Como dice Hernán ¿cómo meter 350 páginas en 2hs?

Reitero lo que dije en el post anterior: la decepción es casi inevitable.

La salida: no deberíamos leer novelas o no ir al cine a ver adaptaciones.

No le encuentro otra salida. O sí, la hay. Que hubiera muchos más Visconti.

11:20 a. m.

 
Blogger Escribir, coleccionar, vivir said...

"No deberíamos leer novelas", ¿qué te pasa Sergio? ¡Cómo! Tengo por lo menos de 10 a 15 novelas que quiero leer en las vacaciones... entiendo que estés en una etapa de saturación con el género... pero tal afirmación me parece excesiva y snob. Algo así como "no lo veo, yo no tengo televisión".
Como decía Pessoa y parte de la escuela histórica de los Anales, "somos cuentos contando cuentos", el hombre además de definirse por unir el índice al pulgar, HABLA... y cuenta, desde la primera fogata, quizás con gestos y monosílabos.

Me quedo con no ver más adaptaciones cinematográficas...

7:44 p. m.

 

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